Una de las preguntas recurrentes que me hacen, es si se puede tener un perro grande en un piso. De hecho, mucha gente no tiene perro porque cree que no se adaptaría a vivir en un piso. La respuesta es sencilla: SÍ. Es perfectamente posible tener a uno, o más, perros grandes en un piso. Si nosotros podemos vivir en un piso, un perro también. Un perro de 45 kilos (que es muy grande), sigue siendo mucho más pequeño que una persona media. Y si nos fijamos un poco, veremos que tiende a irse siempre a una esquina, o incluso bajo una mesa. Las necesidades de un perro quedan perfectamente cubiertas en un piso, por pequeño que sea.
Al perro el espacio para vivir no le preocupa, sólo necesita un sitio protegido en el que dormir y alimento. Lo que sí necesita muchísimo, es ejercicio físico y mental. Es decir, paseos y juegos.
Los perros son animales muy sociales, buscan compañía todo el tiempo, y de hecho son una especie que ha demostrado preferir la compañía humana antes que la de otros perros. De modo que si tuviéramos una casa con un terreno de 10.000 metros cuadrados y dejáramos al perro en el jardín, probablemente pasaría mucho tiempo cerca de la casa, intentando estar con nosotros. Particularmente soy de los que, sin humanizarlo, tiene al perro como parte de la familia, así que soy partidario de que convivan en los mismos espacios que nosotros, siempre educándolos correctamente.
Los perros necesitan la compañía, así como necesitan estímulos. Al perro hay que sacarle varias veces al día para que haga sus necesidades, pero también para que haga ejercicio. Y no basta sólo con caminar, hay que practicar juegos que le supongan algún reto mental, que le hagan ejercitar sus habilidades, o tendremos un perro infeliz, que presentará problemas de conducta, y que nos hará infelices a nosotros también. De hecho, si calculas que el perro va a estar solo más de 8 horas al día, deberías pensar en no tener perro.
Eso nos lleva a otro asunto de importancia, que es la elección del tipo de perro que vamos a tener en casa. Cada raza suele tener unas características particulares, y no podemos esperar que el perro se adapte a nosotros, sino que debemos pensar fríamente en nuestro estilo de vida antes de decidirnos por un tipo de perro u otro. No se trata de cuál nos gusta más estéticamente, hay que ir más allá. Si somos sedentarios, no podemos elegir una raza que sea ágil y deportiva, porque no lograremos hacer que el perro queme sus energías, y estará siempre nervioso. Si somos muy activos, no podemos elegir un perro que no tolere el ejercicio, o no podremos compartir nuestra actividad fuera de casa con el pobre animal, ya que no será capaz de seguir nuestro ritmo. Así mismo, hay perros muy aptos para familias, otros son perros de trabajo que no debería tener nadie que no se dedique profesionalmente al mundo del perro (como los belga malinois, por ejemplo). Es decir, no hay que fijarse sólo en el aspecto, debemos preguntar a un etólogo, a un veterinario o a un adiestrador con experiencia antes de decidirnos por un animal u otro. Y recuerda, PLANTÉATE LA ADOPCIÓN.
Al perro el espacio para vivir no le preocupa, sólo necesita un sitio protegido en el que dormir y alimento. Lo que sí necesita muchísimo, es ejercicio físico y mental. Es decir, paseos y juegos.
Los perros son animales muy sociales, buscan compañía todo el tiempo, y de hecho son una especie que ha demostrado preferir la compañía humana antes que la de otros perros. De modo que si tuviéramos una casa con un terreno de 10.000 metros cuadrados y dejáramos al perro en el jardín, probablemente pasaría mucho tiempo cerca de la casa, intentando estar con nosotros. Particularmente soy de los que, sin humanizarlo, tiene al perro como parte de la familia, así que soy partidario de que convivan en los mismos espacios que nosotros, siempre educándolos correctamente.
Los perros necesitan la compañía, así como necesitan estímulos. Al perro hay que sacarle varias veces al día para que haga sus necesidades, pero también para que haga ejercicio. Y no basta sólo con caminar, hay que practicar juegos que le supongan algún reto mental, que le hagan ejercitar sus habilidades, o tendremos un perro infeliz, que presentará problemas de conducta, y que nos hará infelices a nosotros también. De hecho, si calculas que el perro va a estar solo más de 8 horas al día, deberías pensar en no tener perro.
Eso nos lleva a otro asunto de importancia, que es la elección del tipo de perro que vamos a tener en casa. Cada raza suele tener unas características particulares, y no podemos esperar que el perro se adapte a nosotros, sino que debemos pensar fríamente en nuestro estilo de vida antes de decidirnos por un tipo de perro u otro. No se trata de cuál nos gusta más estéticamente, hay que ir más allá. Si somos sedentarios, no podemos elegir una raza que sea ágil y deportiva, porque no lograremos hacer que el perro queme sus energías, y estará siempre nervioso. Si somos muy activos, no podemos elegir un perro que no tolere el ejercicio, o no podremos compartir nuestra actividad fuera de casa con el pobre animal, ya que no será capaz de seguir nuestro ritmo. Así mismo, hay perros muy aptos para familias, otros son perros de trabajo que no debería tener nadie que no se dedique profesionalmente al mundo del perro (como los belga malinois, por ejemplo). Es decir, no hay que fijarse sólo en el aspecto, debemos preguntar a un etólogo, a un veterinario o a un adiestrador con experiencia antes de decidirnos por un animal u otro. Y recuerda, PLANTÉATE LA ADOPCIÓN.